Aunque el sol es la primordial fuente de vitamina liposoluble D, la verdad es que asimismo es la causa por la que más enfermedades de la piel se manifiestan. Cuando llega el verano lo que más nos apetece es coger la toalla y torrarnos al sol mientras que vemos progresivamente como aumenta nuestro tono de piel. Mas con esto hay que llevar cuidado en tanto que el deseo de estar bronceado lo antes posible (¡con los peligros que acarrea!) puede transformarse en una obsesión asimismo llamada tanorexia.
“En los últimos años han aumentado los casos de daños graves en la piel por anteponer la estética a la salud […] No hay forma de exponerse al sol de forma completamente segura, por este motivo es esencial tomar cautelas a lo largo de todo el año y, sobre todo, en verano cuando el riesgo es mayor”, explica Cristina Villegas, jefe de Dermatología del Centro de salud Universitario Sanitas La Moraleja.
Para despejar todas y cada una de las dudas sobre la exposición al sol, los especialistas de Sanitas han elaborado una lista con los nueve mitos sobre el bronceado más extendidos y nos aclaran lo que hay tras cada uno de ellos.
Mitos sobre el bronceado que debes tener en psique ya antes de exponerte al sol
1. La crema solar impide el bronceado. La misión de la protección solar es eludir los daños del sol en la piel, mas no supone una barrera para su pigmentación. La producción de melanina también se produce con la crema solar, mas de forma más segura, eludiendo la quemadura solar.
2. Cuanto más tiempo de exposición, más bronceado. Es una de las opiniones más extendidas y es completamente falsa. La producción de melanina que es lo que hace que la piel adquiera un color más obscuro, depende de la genética de cada persona y del capital solar, o sea, el tiempo máximo que una persona puede exponerse al sol durante su vida. Por consiguiente, una persona de piel clara, por bastante tiempo que tome el sol, no conseguirá estar morena y se quemará con sencillez, que es lo que debemos eludir.
3. Los aceites aceleran el bronceado. Este género de productos no solo no aceleran el bronceado, sino pueden suponer un riesgo para la piel en tanto que, en su mayoría, tienen un factor de protección bajísimo. La sensación de “broncearse” puede proceder de la mayor desprotección de la piel y, por tanto, del enrojecimiento que, no obstante, es una quemadura y, en ningún caso, bronceado.
4. La crema solar resistente al agua no precisa aplicarse nuevamente. Si bien muchas cremas solares del mercado se presentan como resistentes al agua, siempre y en toda circunstancia pierden algo de eficiencia. Por este motivo, tras el baño es esencial proseguir las pautas de aplicación.
5. A menor SPF, mayor bronceado. Cuanto menor sea el factor de protección de la crema solar, mayores son los daños en la piel en tanto que el tiempo de exposición sin peligro se reduce. Broncearse no depende ni del número de horas al sol, ni del menor empleo de cremas solares, sino más bien del género de piel que tenemos.
6. Las quemaduras se transforman en moreno. Las quemaduras en la piel no solo no la broncean, sino son un daño que pervive en el tiempo, contribuye al envejecimiento cutáneo e inclusive puede derivar en el peor caso en cáncer de piel. Además de esto, es usual que la exposición al sol genere cambios en lunares y provoque aparición de nuevas máculas que, en su mayoría no son peligrosas, mas que es recomendable repasar y, en su caso, preguntar cuando estos presenten cambios, tanto en color, como en forma o bien tamaño.
7. Comer zanahoria contribuye al bronceado. “Aunque es verdad que tomar betacarotenos no es sinónimo de bronceado, si se aconseja su consumo en tanto que ayuda a preparar la piel a la exposición al sol en tanto que la hidrata, le da poder antioxidante y estimula la producción de melanina, responsable de aportar un mayor color a nuestra piel”, explica Natalia Galán, dietista de bluaU de Sanitas. “Lo ideal es incluir en nuestra alimentación comestibles como la zanahoria, el tomate, el maíz, el brécol, el germen de centeno, la acelga, el berro, la col rizada, las endivias, la escarola, la espinaca, el hinojo, las hojas del puerro y el pimiento colorado, además del albaricoque, el melocotón, el mango, el pomelo y la papaya que aportarán betacarotenos y, por lo tanto, proporcionarán beneficios a nuestra piel unas seis-ocho semanas ya antes de exponernos de forma responsable al sol”, concluye la dietista de Sanitas.
8. Tomar el sol en las horas centrales del día aumenta y acelera el bronceado. En las horas centrales lo único que aumenta es el peligro de quemadura solar, y debemos eludir la exposición directa al sol entre las 12h y las 16h del día.
9. En los días nubosos no hace falta aplicar protección solar. La ausencia del sol o bien de sensación de calor en días nubosos lleva a meditar que la radiación no es tan fuerte y, por tanto, a desprotegerse ante ella. No obstante, deben tomarse exactamente las mismas cautelas que en días radiantes puesto que la incidencia de la radiación solar es exactamente la misma.
Sabiendo ahora todo cuanto se oculta tras los mitos sobre el bronceado, lo más esencial es resguardar al límite nuestra piel (eligiendo el mejor protector en función de nuestra piel) y no obsesionarnos con el tono.