¿Una buena reinvención o un retrato sádico? Esta es una de las preguntas más repetidas desde el instante en que se estrenara el filme “Blonde” en Netflix. Tras pasar por los festivales de Venecia y San Sebastián, su estreno masivo en la plataforma digital lo han transformado en uno de los títulos más controvertidos del año y damos fe de que no es para menos.
“Será una de las diez mejores películas de la historia”, sentenciaba el directivo Andrew Dominik sobre su crudo biopic sobre la actriz, modelo y vocalista Marilyn Monroe. Lo que una gran parte del público creía que era una pura biografía de la estrella de Hollywood, se trata verdaderamente de un delicioso y complicado retrato basado en la biografía de Joyce Carol Oates. Esta novela, fundamentada en partes reales con toques de ficción sobre la vida de Norma Jean Mortenson, ha sido el punto de inicio para “Blonde” y su autora, tras diez años de producción del filme, ha halagado el resultado.
Si nos preguntaran ¿de qué trata “Blonde”? La contestación sería compleja y podría afrontarse desde distintos puntos de vista. Como razonamiento parcialmente “correcto”, podríamos decir que el filme muestra la faceta más débil y trágica de Marilyn Monroe desde la década de los cincuenta hasta principios de los sesenta, englobando una traumática infancia que marcaría el resto de su vida. Los capítulos que padece de pequeña y los traumas que estos le producen son una incesante en la película, acompañándola durante su vida y que procurará curar por medio de sus relaciones personales. La historia amorosa con Billy Wilder, el matrimonio con el beisbolista Joe DiMaggio y con el dramaturgo Arthur Miller, como sus encuentros con el expresidente Kennedy protagonizan la vida de una joven que fluctúa entre su papel como mujer, Regla Jean, y como personaje o mito, Marilyn Monroe.
Partiendo de esta historia, la crítica ha hablado y las reacciones se han dividido en dos corrientes de opinión que, al fin y a la postre, son parte del ADN de la película: los que halagan “Blonde” por la técnica y su propuesta formal peligrosa por medio de los saltos del blanco y negro al color, las transiciones visuales o los cambios de formato; y los que han sentenciado el filme como una historia atroz, violenta y espantosa que exagera el “mito Marilyn” del que tantos se aprovecharon y que viraba en torno al del humano, Regla Jean. Las dos creencias son ciertas y su confrontación está destinada a una irresoluble polémica ya que, conforme con Oates, la película o más bien su tono es bastante difícil de clasificar pues no es surrealista, mas tampoco realista y no es de terror, mas si desprende un halo de horror que cuesta digerir.
El enfrentamiento de opinión sobre la manera de contar y retratar al personaje de Marilyn está servido mas lo que no puede discutirse, bajo concepto alguno, es la actuación de Ana de Armas. Deliciosa y deslumbrante, la actriz se postula como aspirante a Mejor Actriz protagonista en los Oscars 2023 por su perfecta representación de una Marilyn a la que el directivo del filme somete a numerosas torturas y humillaciones, siendo el principal objetivo de la cámara a lo largo de las prácticamente 3 horas de metraje. La actuación de Ana, a la que ya hemos visto relucir en Hollywood con títulos como “Deep Water” al lado de Ben Affleck o la alarmante “Knock Knock” con Keanu Reeves, desató una ovación de quince minutos en el Festival de Cine de Venecia que nos dejó imágenes de la actriz conmovida sobre la alfombra roja al lado de Brad Pitt.
Más allí del discute sobre la calidad de la película, el mensaje o la forma de transmitirlo, si charlamos del vestuario, lo sentimos, no hay sitio para el discute. La diseñadora Jennifer Johnson ha sido la responsable de reunir los más de 100 cambios de vestuario creados para la actriz hispano-cubana y si no te sorprende la cantidad, si lo va a hacer el periodo de tiempo en el que lo consiguió. Johnson logró reunir los materiales, tejidos y accesorios propios de los años 50 en menos de un mes, un reto temporal al que se aúna la complejidad de conseguir que todo este vestuario funcionara en pantalla, tanto en blanco y negro como en color.
A lo largo de la película se pueden ver recreados ciertos vestidos más icónicos de la actriz como el rosa palabra de honor de “Los caballeros las prefieren rubias” (mil novecientos cincuenta y tres) o el blanco plisado de “La tentación vive arriba” (mil novecientos cincuenta y cinco). Aparte de estas creaciones de William Travilla, autor de los vestidos más simbólicos de Monroe para la 20th Century Fox, Jennifer Johnson consiguió retratar perfectamente al personaje de Regla Jean por medio de un vestuario que refleja un meticuloso estudio de la moda de los años 50: pantalones capri, jersey de punto, vestidos de faldas redondeadas y cintura de avispa influidos por el New Look de Dior, como los suaves estampados florales y de lunares.
De cualquier forma, la ambiciosa producción de Andrew Dominik ha surgido para ser provocadora. Ya sea por abrirnos a esa provocación, por la actuación de Ana de Armas, por la construcción formal, por el extraño placer de probar la sensación el horror o por el impecable vestuario, confirmamos que “Blonde” es una película que debes ver.
