¿De qué manera afecta el calor a la piel?

El setenta y cinco% de las arrugas se genera por los rayos ultravioletas, el calor que genera el sol y el envejecimiento natural de la piel. La especialista en piel, Annie Eugenieva, directiva de la clínica Face and Body by Annie, nos da las claves para cuidar y resguardar la piel del calor en esta temporada del año.

  • Las elevadas temperaturas hacen que perdamos gran cantidad de agua y se reduzca la humedad natural de la piel, el cuerpo deja de transpirar provocando el llamado “golpe de calor”. “El golpe de calor” se genera cuando nuestro cuerpo está sometido a temperaturas elevadas, sobre 40º aprox. A lo largo de un golpe de calor, la piel está caliente, enrojecida y, a veces, seca y puede lesionar de forma temporal o bien permanente los órganos vitales como, por poner un ejemplo, los pulmones, los riñones, el corazón y el cerebro.
  • El cloro en las piscinas asimismo puede dañar a la piel y pueden empeorar con el calor. Al contener hipoclorito de sodio, el cloro es dañino para la dermis y puede ocasionar quemaduras químicas, irritación y también hinchazón. “Utilizar estos productos químicos son fatales para la piel. Hay que continuar unas pautas para impedir el mínimo contacto con la piel, como por poner un ejemplo, emplear ropa protectora y eludir la inhalación del cloro” nos comenta Annie.
  • En ciertas pieles, como las grasas, la dermatitis seborreica puede acrecentar en verano por el calor y el exceso de sudoración. Como el incremento de las temperaturas favorece a la aparición de hongos, como la pitiriasis versicolor, que se manifiestan como máculas blancas en la espalda y el pecho. Las máculas solares asimismo son una de las causas que empeoran en verano por la mayor exposición a los rayos ultravioleta, la luz perceptible y la radiación infrarroja.

Para eludir ese género de inconvenientes, os aconsejo una serie de hábitos que debemos continuar para cuidar y resguardar nuestra piel frente al calor:

  • Mantenernos hidratadas consumiendo dos litros de agua al día y comer comestibles frescos y ligeros, como la sandía y el melón, para asegurarnos una mayor hidratación en la piel.
  • No olvidarnos de la fotoprotección para resguardar la piel de la radiación solar, aun en los días nubosos.
  • Cuidado con la ingesta de determinados antibióticos o bien fármacos, puede afectarnos a la piel.
  • El empleo de sombreros y gafas asimismo son aliados, sobre todo en horas donde el calor y la exposición solar es mayor.
  • Los paseos en la playa siempre y en todo momento a última hora y/o, en su defecto, a la primera hora de la mañana a fin de que nuestra piel no se vea dañada por el exceso de calor y los rayos ultravioleta.
  • No caminar descalzos en lugares públicos para no coger infecciones y hongos.

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