Posiblemente hayas escuchado en alguna ocasión aquello de: “soy un tanto bipolar”, tal y como si tal cosa. Tal y como si cualquiera pudiese serlo en un instante determinado a consecuencia de un cambio de humor repentino. No obstante, la bipolaridad, explica Laura Palomares, directiva y sicóloga de Avance Sicólogos, “es uno de los trastornos de personalidad más estudiados, cuya causa es orgánica debido a un fallo en el mecanismo bioquímico del cerebro que produce desequilibrio emocional”. Se identifica por la manifestación de una fase maniaca, en la que la alegría es la protagonista, seguida de una fase hipomaniaca o bien depresiva, en la que el paciente apenas tiene fuerzas para encarar el día. Regular y compensar los dos estados es la clave de esta enfermedad.
Hace poco Netflix estrenó una película titulada “Loco por ella” cuya trama vira entrecierro a una historia amorosa bastante infrecuente en tanto que el protagonista se enamora de una mujer bipolar, todo sea dicho, sin saberlo. Una historia de España tratada desde el humor cuyo fin semeja que es normalizar este trastorno tan estigmatizado por la sociedad. Os la aconsejo, a mi me agradó.
A veces sucede, de la misma manera que en la película, que una persona piensa que puede “curarse” sin medicación y que la bipolaridad es puramente mental. Solamente lejos de la realidad, asevera Laura, en tanto que su tratamiento requiere terapia al lado de la medicación conveniente. El fallo bioquímico del cerebro produce la desestabilización de los niveles de neurotransmisores y hormonas precisas para estabilizar el ánimo y soportar apropiadamente las situaciones del cada día aproximadamente agobiantes. Cuando este sistema no marcha, produce ese desequilibrio sensible, cognitivo y comportamental, y por este motivo es preciso que la persona esté medicada, a fin de que la terapia sea eficaz”.
Reconocer los síntomas es fundamental
“El trastorno bipolar tiene una causa orgánica que afecta a la conducta, las emociones y los pensamientos, con lo que es preciso actuar de forma integrada sobre estos 3 factores. De esta forma, a lo largo de la terapia se aprende a ajustar los pensamientos exageradamente negativos o bien distorsionados, se aprenden técnicas concretas de afrontamiento al agobio, que acostumbra a ser el detonante más frecuente de una crisis, a sostener hábitos saludables que previenen crisis y se desarrollan las habilidades sociales que favorecen una comunicación afirmativa en la relación con el resto, exactamente para lograr un entrecierro social y familiar más seguro y amable”, sentencia Palomares.
La terapia de psicoeducación, a fin de que la persona admita su enfermedad, reconozca sus causas, los síntomas y de qué manera encararlos, es indispensable para convivir con la enfermedad.
La detección precoz de los síntomas es clave para prevenir brotes y lograr calidad de vida. Asimismo la terapia de conjunto es positivísima en estos casos.