No consigo esconder la emoción de descubrir un nuevo producto que me encanta. Mira que lo intento.
Trato de contener la emoción, consciente de que no será el único que me funcione (de verdad en el confinamiento he probado tantas cosas que me falta tiempo para teneros al día…. perdonádme).
El otro día, alguien me conversó de Hair Bloom, el serum para el pelo de Maisonary.
Sin sulfatos, sin parabenos, hecho en España y con unos ingredientes que conversan por sí solos: Manteka de karité, aceites muy potentes. Debía probarlo.
Como suelo hacer (y a lo largo del confinamiento hago más aún gracias a esta reciente presbicia que me hace depender de las lentes más de lo que me niego a admitir) no leí las instrucciones y me lo apliqué sobre el pelo mojado tras lavármelo.
Apliqué en medios y puntas (me siento super profesional empleando estos términos, jajaja) y sequé el pelo.
«Pues no sé si esto hace mucho en mi pelo encrespado», pensaba al paso que me secaba el pelo… De repente, la urgencia de una cita en el veterinario me hizo salir con el pelo a medio secar (espero que no lo lea mi madre y me batalla) y como fue mi sorpresa cuando vi en el espejo del turismo mi pelo al rato: absolutamente suave y sin retorcido.
Y no me lo había secado y marcado (lo de «lavar y marcar» es muy de abuela y sé que me hace envejecer, pero no encuentro otro término) y sin embargo, pelo impecable.
«No puede ser», me repetía. Pero sí.
El pelo aguantó todo el día fabuloso.
«Ahora que vivo autoconfinada y hablo tanto por ClubHouse es una genuina pena que nadie lo vea», pensé bromeando conmigo misma.
Bromas a parte, producto recomendable lo mire por donde lo mire. Dada la sensación de «cera» que da la manteca de karité, no creo que sea recomendable ponerlo en la raíz, pero haré una prueba y os cuento de todas formas.
Tiene un costo de 25 con noventa euros (cincuenta ml), que es costoso, no lo niego, pero creo que merece bastante la pena.
Lo podéis encontrar en la web de maisonary.com.