Diez años tras su lanzamiento y tras haber vendido millones de frascos en el mundo entero, Lancôme festeja el aniversario su icónico perfume con una declaración de pretensiones clara: reducir la huella medioambiental de La Vie Est Belle lo máximo posible sin reducir la experiencia sensorial que la hizo conocida.
Así, este aniversario marca el comienzo de una nueva era para Lancôme como firma de perfumería probando que el lujo puede (y debe) ser sostenible. Entre los pasos dados en este sentido resalta que ahora La Vie Est Belle es recargable (se puede rellenar) y cuenta con más ingredientes renovables.
Ese ademán, supuestamente tan fácil, de contar con recargas del frasco va a suponer el ahorro de un cincuenta% de vidrio, un cuarenta y seis% de cartón, un cuarenta y seis% de plástico y un sesenta y seis% de metal. Además, la firma ha conseguido reducir el peso del vidrio en un trece% sin mudar su icónica estética con lo que todos los años se ahorrará un millón de frascos (doscientos veintitres toneladas de vidrio). Una iniciativa afín para reducir la huella medioambiental de las cajas dejará ahorrar quince toneladas de cartón al año.
El compromiso con la preservación de la biodiversidad y el medioambiente ha llevado a la marca efectuar una tarea minuciosa con las materias primas de la olor dando prioridad a los ingredientes de origen sostenible. Por poner un ejemplo, el pachulí, esencial en la olor La Vie Est Belle, procede de una fuente sustentable situada en Bali y el alcohol, proveniente de Francia, es de origen vegetal. Además de esto, para preservar su patrimonio y la futura procedencia sustentable de sus perfumes, Lancôme ha estrenado su Domaine de la Rose, un cobijo de biodiversidad en Grasse, la cuna de la perfumería.
Como os avanzaba en el titular, aparte de estas interesantes novedades en materia de sostenibilidad, os quería contar ciertas curiosidades de esta olor. Acá van:
- A sus perfumistas, Anne Flipo, Dominique Ropion y Olivier Polge les llevó 3 años y cinco mil quinientos veintiuno intentos lograr la fórmula de La Vie Est Belle.
- El eau de parfum original contiene sesenta y tres materias primas y vira en torno al iris, el pachulí y un infrecuente acorde gourmand.
- El iris, hilo conductor de toda la composición, es uno de los ingredientes más valorados de la perfumería dadas sus inusuales cualidades olfativas. Para conseguir dos kilogramos de específico de iris, hace falta una tonelada de polvo de iris. Es un material tan apreciado que, frecuentemente, se guarda en cajas de seguridad hasta el momento en que se puede utilizar en la fórmula de una olor.
- El polvo de iris se consigue tras moler los rizomas (el tallo horizontal que se expande desde sus raíces) de la planta. Los rizomas solo se pueden cosechar entre dos y tres años tras su plantación. Entonces, se guardan y se deben secar a lo largo de otros tres o cuatro años a fin de que liberen su aroma.
- El frasco de La Vie Est Belle es una reinterpretación de otro que Armand Petitjean, creador de Lancôme había imaginado en mil novecientos cuarenta y nueve. Como los bocetos que había efectuado el directivo artístico de entonces, Georges Delhomme, estaban guardados en los ficheros de la firma, Catherine Krunas aceptó el reto de su reinterpretación.
- Krunas precisó más de un año de trabajo y unos treinta prototipos, incluidos dieciocho en cristal, para conseguir la huella redondeada de una sonrisa puesta en el centro de un cuadrado de cristal transparente.
- De todas y cada una de las versiones de esta olor, la preferida de Julia Roberts es la original. Como misma asegura: “me agradan las otras, mas es como cuando escuchas una canción por vez primera. La manera en que sonaba la primera vez, si bien misma fuera una versión, siempre y en toda circunstancia es la que más te llega”.