Yo habituaba a decir que el mejor antiojeras eran unos labios rojos que desviaran la atención.
Pese a que, aseveren lo que afirme, con los webinars, las reuniones online y la multitud de cosas que hacemos desde casa sin mascarilla, sigo maquillándome y pintándome los labios de rojo (incluso cuando intervengo en algún sitio solo con audio), es verda que la mirada está más expuesta de lo común.
Además, el llevar la mascarilla hace que la zona de las ojeras y del puente de la nariz precisen más mimos, se resequen y las arruguitas se acentúen.
Así que el corrector de ojeras en 2 mil 21 he de ser de calidad. No hay otra.
Y este es mi útlimo descubrimiento (en la fotografía asemeja muy rosa pero no lo es. Es de un tono muy natural.)
Se trata de EVERALASTING de Clarins.
Estoy probando también la base de maquillaje pero hoy os quiero conversar del antiojeras, puesto que pocos me han agradado tanto.
Dicen los Laboratorios Clarins que «han combinado un polímero de duración con azúcares de avena bio por su capacidad para aumentar la adherencia de los pigmentos en la piel». No lo sé, pero lo que sí se es que se adhiere, dura todo el día, no reseca y aparte de esto hidrata la zona.
Pocas cosas más se pueden pedir al antiojeras perfecto. Bueno sí: que sea ligero, no marque las arruguitas y que de luz a la mirada. Ah, y que tenga muchos tonos para elegir el que queda perfecto ( estoy utilizando 25 medium).
La fórmula de larga duración del antiojeras, contiene escina de castaña de Indias, que
contribuye a progresar la microcirculación y atenuar el aspecto de las bolsas.
Así que un «productazo» para este 2 mil 21.
No es económico. Su costo son treinta euros pero cunde mucho y sobre todo, marcha.
Lo podéis encontrar en la web de Clarins o en las perfumerías de siempre y en todo momento y en toda circunstancia 😉