Septiembre es homónimo de vuelta al trabajo para unos y de vuelta al cole para otros. Sea como fuere es un mes en el que la mayor parte de nosotros reanudamos las costumbres y los horarios que el verano nos ha hecho olvidar. Y si bien nos puede valer reconocerlo, regresar a la rutina tiene sus ventajas.
Volver al trabajo tras el verano es una cosa que la mayoría encaramos con vagancia. Ciertos aun con agobio o bien frustración si las condiciones en su trabajo no son buenas. No obstante, excepto estos últimos casos, los beneficios de regresar a la rutina son esenciales. Y es que desconectar, reposar y olvidar nuestros horarios es una necesidad mas solamente ventajoso por su carácter temporal.
¿Habéis pasado parados a lo largo de un largo periodo de tiempo? Probablemente en esos periodos hayáis comprobado la necesidad de establecer pequeñas rutinas y horarios para eludir padecer de ansiedad y agobio. Las ventajas de regresar a la rutina están ahí tras un periodo vacaciones y deben ver con el…
Orden
Las vacaciones están reñidas con el orden. Son semanas en las que aprovechamos para desconectar, para reposar, para socializar…. y lo logramos viajando a diferentes lugares, levantándonos pero tarde de lo frecuente, comiendo a deshora, durmiendo largas siestas y/o trasnochando.
No decimos que este mal hacerlo; alterar nuestras pautas de comida y sueño a lo largo de una semana o bien 15 días puede ser ventajoso. No obstante, cuando se prolongan por pero tiempo, de la sensación de liberada pasamos a una de descontrol. Se aprecia singularmente en los pequeños y en las personas muy mayores que tienen a volverse irritables.
La temporalidad es la que hace que ese descontrol no y también transforme en algo perjudicial para nosotros. Pues está probado que vivir de forma ordenada: respetar las horas de sueño, los horarios de las comidas, alimentarse de forma saludable, tener ciertas obligaciones y tiempo para el disfrute, es siempre y en toda circunstancia ventajoso.
Espacio para uno mismo
Durante el mes de septiembre se generan el treinta% de los divorcios que se registran por año en España. Estamos cansadas de leer un año tras otro esta nueva en los medios y incluso de esta forma nos sorprendemos. Lo hacemos pese a que no nos resulta extraño ni bastante difícil comprender por qué sucede de esta forma. Y es que las vacaciones alteran la manera frecuente de relacionamos.
Durante las vacaciones convivimos pero horas con la pareja, los hijos, la familia o bien los amigos. La vida social se intensifica y tendemos a estar todo el tiempo rodeados de gente, desvaneciéndose ese espacio para uno mismo que tan preciso resulta. La vuelta a la rutina supone recobrarlo y diversificar nuestras relaciones, algo que siempre y en toda circunstancia resulta ventajoso.
Bienestar físico y emocional
Teniendo en cuenta las ventajas que hemos convocado, no resulta extraño que entre los beneficios de la vuelta a la rutina se halle nuestro bienestar físico y sensible. Llevar una vida ordenada contribuye a los dos. Comemos a horas apropiadas, comemos de forma saludable y habitualmente, recobramos las rutinas de ejercicio, lo que invita a una mejora física. Y esta mejora física va inevitablemente ligada a una sensible.
La rutina nos provoca, además de esto, sensación de control. Nos sentimos pero seguros y sosegados cuando sabemos qué haremos y que aguardar de día. ¿No os ocurre, además de esto, que con la rutina semeja, cundiros pero los días? Sensaciones que que contribuyen, como el recobrar nuestro espacio, a nuestro bienestar sensible.
Volver a la rutina resulta ventajoso si bien cuesta créelo recién llegados de las vacaciones, ¿verdad? Los sicólogos aconsejan siempre y en toda circunstancia no apurar nuestros días de vacaciones y volver a casa unos días ya antes de encararnos a la rutina. De este modo vamos a tener unos días para ir recobrando las rutinas cada día, habituando tanto a nuestro cuerpo como a nuestra psique a ellas. ¿O bien consideras que estos no precisan adiestramiento? Frustración, desasosiego y ansiedad pueden ser síntomas de un golpe brusco con la nueva o bien vieja (conforme como se mire) realidad.