Podría decir que me da pena no haber escrito antes este artículo.
En realidad, sé de más que, nuevamente los medios en busca de clics, sacaron artículos afines hace meses, pero he preferido probar, contrastar y dejar pasar el tiempo para ver qué iba pasando en mi piel (y en la de mi hija de 12 años) con la utilización de la mascarilla y qué productos realmente marchan, antes de lanzarme a asesorar algo.
Son muchas las consultas que recibo cada día en redes sociales sobre bases de maquillaje o barras de labios que resistan a la mascarilla, pero lo que más preocupa en el fondo son los «estragos de la marcarilla en la piel», lo llamemos «máscne» (que manía tenemos con inventarnos nombres) o simplemente piel grasa, puntos negros o mal estado de la piel.
Os pongo en antecedentes: tengo la piel seca y únicamente grasa o mixta en la zona de la barbilla. En esa zona aparece algún grano en determinados momentos del mes y eso es todo.
Pero la utilización continuado durante más de dos horas, sobre todo dando clases con ella puesta y hablando durante dos horas, empezó a pasar factura.
La piel empezó a resecarse en determinadas zonas y en otras a «desequilibrarse»: rojeces, algún grano, piel grasa…
En el caso de mi hija, se trata de una piel más débil, con dermaitis atópica, ultra seca y que justo en la zona de la mascarilla empezaba a instruir pequeñas alteraciones (brote de dermatitis).
¿De qué forma hemos cuidado la piel?
En los dos casos, suelo ser partidaria de no exfoliar en exceso y cuidar la barrera natural de la piel, pero si soy obsesiva de la limpieza en mi caso, sobre todo.
Así que el paso inicial era escoger un limpiador, que quite impurezas de sudor y aliento concenrtado tantas horas bajo la mascarilla.
¿El mejor? El agua micelar en espuma de Eucerin: DermatoCLEAN.
Si tenéis la piel más grasa os recomiendo la gama DermaPURE y si tenéis alguna otra necesidad, hay otras gamas (podéis verlas aquí). Personalmente soy fan del agua micelar pero en espuma me maravilla y sobre todo me da la impresión de que respeta más la piel por el hecho de que apenas hay que retirarla, es suficiente con poner sobre la piel un pañuelo de papel y secarlo posándolo sobre la piel.
Tanto en el caso de mi hija como en el mío, además de limpiar hay que mantener sana y asimismo hidratada la piel, así que han sido fundamentales:
- Un booster de hidratación como HYALURON-FILLER (que ya empleaba, que sabéis que soy muy fan del ácido hialurónico).
- Una crema que no engrase demasiado y sobre todo, ligera. A mi hija le pongo AQUAporin ACTIVE, que siempre y en todo momento y en todo instante le ha ido verdaderamente bien y voy intercalándola con otras que debo probar. AQUAporin es específica para pieles deshidratadas y enormemente sensibles. Podéis ver aquí la gama.
Y por último, la pomada mágica, la que llevo en el bolso, en el turismo y tengo por todas partes: AQUAPHOR.
Sabéis que es una pomada reparadora que sirve para todo, rozaduras y pequeños cortes (es mágico si os escuece por ejemplo una herida en la ducha), repara la piel seca, los labios y hasta se puede emplear para peinar las cejas o retocar las puntas del pelo antes de una reunión. ¿Entendéis por qué la llevo siempre y en todo momento y en todo instante a todas partes no?
Bueno, pues otra de las costumbres de esta «vida con mascarilla» es poner un pegotito de Aquaphor en la nariz (donde va el alambre de la mascarilla) y de esta forma evitamos esa pequeña heridita que sale a veces.
Por cierto, como os enseñé en IG, acaban de lanzar Aquaphor en spray (un sueño cumplido). Estoy probándola y os cuento.
Y atentas que esta semana tenemos un sorteo de otra marca que me encanta 😉