Tacha Beauty, la dirección indispensable del verano marbellense

Lo que le faltaba a Marbella para sumar en glamur era que Tacha Beauty abriera un centro allá. Bien, puesto que ya está hecho. Natalia de la Vega ha llevado a la localidad malagueña los tratamientos y el savoir faire que han transformado Tacha en el centro de referencia beauty de este país.

Y lo ha hecho en uno de los lugares simbólicos de Marbella, En el renovado hotel Don Pepe Gran Meliá. El resultado de la unión de estos 2 gigantes del lujo os lo podéis imaginar. Y si no, apacibles, que os lo cuento pues he tenido la fortuna de no tener que imaginármelo y vivir en primera persona la experiencia que los clientes del servicio del hotel pueden gozar desde este momento. Si bien no es preciso estar alojado en el Don Pepe para dejarse mimar en Tacha Marbella os aseguro que el tándem que hacen las 2 empresas, y las 2 mujeres al frente de las dos (Natalia y Rocío Galán, General Mánager del hotel) es inmejorable.

Como ya sabéis Tacha ofrece un servicio de belleza y bienestar integral 360º con una metodología propia compuesta por diferentes especialidades: estética, dermoestética, peluquería, diseño de cejas, manicura y pedicura, medicina estética,…no hay una especialidad beauty que se le escape a Natalia de la Vega.

Y a fin de que las cronistas de belleza tuviéramos la ocasión de probar en nuestra piel (literalmente) los tratamientos de Tacha Marbella ha organizado unos viajes de prensa a fin de que pudiéramos redactar de su nuevo centro desde la experiencia y no desde una nota de prensa (algo poco a poco más usual y menos profesional en el periodismo de belleza).

Y eso os contaré el día de hoy, de qué forma fue nuestro viaje de prensa pues de los tratamientos que me hice os charlaré en otro artículo para no hacer este inacabable. Por el hecho de que si es ya un privilegio haber sido de las primeras personas en tumbarse en las camillas de Tacha Marbella, haberlo hecho en un par de ocasiones, como ha sido mi caso, es ya la bomba. De ahí que los tratamientos los dejo para la próxima semana.

La agenda de los 2 viajes era exactamente la misma. Fuimos en AVE hasta Málaga donde nos recogió un chofer del hotel para llegar en el momento de comer al hotel. Tras un coctel de bienvenida fuimos a nuestras habitaciones donde nos hallamos con la primera sorpresa del viaje: un capazo ideal lleno de productos de Bárbara Sturm, una de las marcas que trajo a España Natalia de la Vega y que a mí, en concreto, me maravilla.

Nuestra primera parada gastro de la escapada fue Bardot, el restorán de la piscina con vistas al mar donde pudimos saborear una pluralidad de platos entre aquéllos que me quedo con los boquerones fritos, las sardinas al espeto, las croquetas de chipirón en su tinta y sus arroces.

Del restorán fuimos de manera directa a zambullirnos en el cosmos Tacha para probar diferentes tratamientos de semblante, cuerpo y pelo. La próxima cita gastro del viaje tuvo lugar en Erre&Urrechu. Erre, que significa “quemar” en euskera, es un guiño al arte de asar que se ha transformado en una seña de la cocina vasca. Allá, tras explicarnos los diferentes géneros de leña que emplean para  cocinar la carne (de encina) , el pescado (de olivo) o bien las verduras (de naranjo) y los diferentes cortes de la carne gozamos, y de qué forma, de las delicatessen que salían de sus parrillas.

Al día después, Natalia y Rocío nos sorprendieron con un increíble desayuno para el que no tengo palabras. Creo que lo mejor es que lo veáis en imágenes.

Y acá deseo hacer un inciso para contaros que toda vez que subíamos a las habitaciones nos hallábamos con alguna sorpresa: desde bandejas de chocolates y pasteles creados por Goyo, uno de los pasteleros más conocidos de Marbella y con espacio propio en el hotel hasta un ramo de globos con polaroids con imágenes de nuestro viaje o bien un libro sobre Picasso, el malagueño más universal…

Entre las comidas y los tratamientos pudimos compartir confidencias y piñas coladas en las camas balinesas reservadas para nosotras al lado de la piscina.

La comida del segundo día fue en Cappuccino, una de las terrazas más pedidas de Marbella donde en temporada alta es realmente difícil lograr mesa. Como podéis imaginar tras el muy completo desayuno fuimos muy mesuradas en el momento de solicitar.

Eso sí, en el momento de la cena en Tahini nos desquitamos. Yo, que soy una ida de la gastronomía nipona, gocé de lo bonito en este restorán japones con vistas al mar (lo cierto es que es bastante difícil no ver el mar desde cualquier lugar del hotel). 

Aunque pueda parecer que solo fuimos a comer, os afirmaré que asimismo nos dimos algún camino por la playa, gozamos de la piscina y, sobre todo, pasamos muchas horas en Tacha Marbella que era el propósito del viaje. Mas como ya os informé al comienzo, eso os lo cuento la próxima semana.

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