Mi mejor après-ski en Caldea, por Sara Confusión

Hacía más de cinco años que no volvía a Andorra. Siempre y en todo momento he tenido muy grato recuerdo de los viajes que hice allá durante múltiples cursos con el instituto y donde lo pasábamos excelente. Esquiábamos, paseábamos, nos reíamos y hacíamos alguna excursión. Una de ellas era pasar una tarde en Caldea, el renombrado spa termal ubicado en Andorra La Vella. Era la más aguardada, la que más gozábamos y de la que mejores recuerdos nos traíamos.

La semana pasada fui a esquiar a Andorra y me hizo mucha ilusión poder regresar a pasar una tarde allá.  Además de su increíble arquitectura, Caldea ofrece una experiencia de ocio variadísima. Y creo que es una buenísima opción para pasar una tarde de après-ski, gozar y cargar pilas, tanto en pareja, en familia o con amigos.

Esta vez pude descubrir y gozar de más zonas que cuando era pequeña. Entonces iba a la zona Termolúdica, por el hecho de que se deja la entrada desde cinco años y era el área donde nos llevaba el instituto. Ahora pasamos la tarde en Inúu, el espacio Adults Only de Caldea inspirado en el Pamukkale (una capacitación geológica de cataratas de diferentes alturas ubicada en Turquía).

Llegamos a Inúu de forma directa desde las pistas de esquí y, ya antes de efectuar su circuito termal, asistimos a una relajante (e interesante) liturgia del té. Ya en el circuito empezamos por la laguna interior, formada por 3 lagunas en forma de cataratas con asientos de agua, chorros con diferentes presiones y juegos de luces, una combinación que favorece una desconexión del planeta exterior y una relajación completa.

Después pasamos a El Berlingot, un espacio inspirado en un renombrado bombón francés del que toma su nombre. Allá, el baño se efectúa en unas camas con burbujas desde las que se gozan de unas increíbles e hipnóticas vistas de los Pirineos.

Continuamos explorando el Spa y entramos en el espacio de reactivación en el que probamos diferentes experiencias cuyo objetivo es despertar los diferentes sentidos: bancos y paredes de mármoles calientes en los que notas la completa relajación de los músculos; sauna, si bien no soy muy fan aproveché sus beneficios para la piel y la respiración y duchas cromáticas a diferentes presiones.  Acabamos nuestro paso por el espacio de reactivación con unos minutos en el hammam (y descubrí que soy más “amiga” del hamman que de la sauna).

Por último pasamos a la última zona del spa que nos quedaba por probar y que, indudablemente, es  mi  favorita: la laguna exterior. Sencillamente meditar en el contraste de la temperatura del agua con la temperatura exterior, las vistas a la montaña cubierta de nieve, las camas de agua y chorros con diferentes presiones, aun ahora, me da calma. Y, si bien cuando se está en la laguna interior, pueda no apetecer salir a probar la laguna exterior, ¡os aconsejo al cien% hacerlo!

Después y, tras reiterar en las lagunas interiores y el jacuzzi, bajamos a la zona de tratamientos. Entre las numerosas opciones (masajes faciales, anatómicos, tratamientos orgánicos, tratamientos orientales, tratamientos de belleza…), optamos por  el “Masaje a dúo general con aceite de almendra”, un masaje integral, desde los pies hasta el cuello, con el que consigues una relajación completa.  Creo que tras múltiples días esquiando, es de las mejores opciones para liberar tensiones, tratar los músculos y recargar energías.

Tras el masaje, fuimos a uno de los espacios de relajación de Inúu para, tumbados en las hamacas calientes, con un tanto de música y algo para tomar, nos fuimos reactivando poquito a poco para continuar gozando de nuestra experiencia en Caldea.

Sí, por el hecho de que acá no terminó nuestro après-ski. En Inúu asimismo se puede gozar de diferentes ofertas gastronómicas. Nosotros vacilamos entre el restaurante Blu, un bistrot con comida tradicional y el oriental Siam Shiki, que fue el que escogimos y donde degustamos diferentes especialidades tailandesas y niponas que nos encantaron: Nems (rollos de primavera calientes con carne de cerdo), Gaeng Won Sen (sopa de pollo con fideos y algas), Shiki Sashimi (un variado de sushi, maki y sashimi),  Khung Phad satee (langostinos salteados con verduras y salsa satee picante)…  una exquisitez todo.

En resumen, acabar así nuestra semana en Andorra fue, aparte de relajante, justo lo que precisábamos tras unos intensos días de esquí. Caldea es una experiencia de lo más conveniente a cualquier edad y que  siempre recordaba (y ahora más) con mucho cariño.

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